Desde hace un par de años, la relación entre Ivanissevich y el Gobierno provincial atraviesa una situación tensa, con reclamos cruzados, a pesar de que sólo por lo generado en estas dos centrales durante 2012, el Estado provincial desembolsó a favor de Genneia casi 40 millones de pesos.
Mientras el empresario que se tomó un “año sabático” (ver recuadro) reclama millones, la Provincia también le reclama otros tantos millones por cuestiones fiscales de sus empresas.
El rey del gasoducto
Ivanissevich, mendocino de nacimiento pero criado en Rawson, se hizo conocido en el mundo de los negocios en la década del ‘90, primero como privatizador de la antigua Gas del Estado, luego como ejecutivo de la italiana Camuzzi y más tarde fundando Emgasud, una pequeña distribuidora de gas de la Costa atlántica.
Al amparo de su excelente relación personal con Néstor Kirchner y Julio De Vido, cultivada cuando el extinto Presidente de la Nación y el actual ministro de Infraestructura vivían y gobernaban en Santa Cruz, Ivanissevich fue creciendo a ritmo sostenido en el mundo del negocio energético.
Con Emgasud, precisamente, desembarcó en Chubut en los años que gobernaba Mario Das Neves. Primero con la construcción y operación del Gasoducto Patagónico, y luego con los megaproyectos Ingentis en Dolavon y Esquel, que nunca llegaron a funcionar.
Detalles
Abandonando su denominación original de Emgasud y ya convertida en Genneia, hace unos años comenzó a operar las centrales de Río Mayo y Gobernador Costa, que integran un sistema aislado -no están en el Interconectado Nacional- y tienen 7 megas de potencia instalada.
La operación de estas centrales térmicas alimentadas a gas natural se inició en junio de 2008 (Río Mayo) y septiembre de 2009 (Gobernador Costa), y la energía generada es vendida a la Provincia del Chubut a través de un contrato con plazo de vigencia hasta el 31 de diciembre de 2025.
El jugoso contrato que firmó Ivanissevich obliga a pagar al Estado provincial un cargo por potencia puesta a disposición, y otro cargo por energía térmica generada, cuyo cargo se ajusta semestralmente en función del precio del gas natural, según dice el contrato firmado en noviembre de 2006.
La Provincia ha venido pagando estos años ese contrato, no sin atraso, por cierto. De hecho, adeuda doce meses (de marzo 2013 a marzo 2014) de cada central.
Sin embargo, fuentes del sector energético consultadas por Jornada indicaron que el precio que está pagando la Provincia por esa provisión es, al menos, excesivo.
Créditos y negocios
El 17 de junio de 2011, Genneia consiguió un préstamo del Banco del Chubut por la suma de 25 millones de pesos. Y el 4 de noviembre de 2013, el Banco del Chubut otorgó otro nuevo desembolso por 4,6 millones de pesos.
“Los fondos del préstamo fueron utilizados para reemplazo de equipo y aumento de capacidad de generación de energía eléctrica en la Central Gobernador Costa y para el pago a contratistas del Parque Eólico de Rawson”, dejó sentado la firma Genneia en su último balance.
No es el único negocio que hizo Ivanissevich con Chubut: en octubre de 2011, acordó la adquisición del 39% de participación que la Provincia tenía en Ingentis II Esquel S.A. (conocida como “Ingentis II”), por un monto importe de 14,5 millones de pesos.
Sin embargo, Ivanissevich cree que no se encuentra obligado a pagar por aquella compraventa de las acciones de Ingentis II en virtud de que las partes acordaron que no se produciría la mora de Genneia por falta de cumplimiento de las obligaciones a su cargo en caso de que la Provincia del Chubut incumpla el pago de facturas emitidas por las centrales de Río Mayo y Costa.
Reclamo de Rentas
En medio de estos reclamos actuales de Ivanissevich, la Dirección General de Rentas de la Provincia (DGR) también hace los suyos. Y desde hace varios años.
La DGR practicó en su momento un ajuste fiscal por el concepto de Ingresos Brutos por lo ingresos que Emgasud (ahora Genneia) tuvo durante la construcción del Gasoducto Patagónico: el capital reclamado es de aproximadamente 4,1 millones, más otros 7 millones en concepto de intereses.
Ivanissevich interpuso diversos recursos contra ese reclamo de la DGR de Chubut, quien sin embargo no sólo se los rechazó, sino que en 2010 le impuso una multa de 1,5 millón de pesos. En enero de 2011, Ivanissevich interpuso recursos de nulidad y apelación de la multa.
El año pasado, ante la falta de resolución de los recursos en sede administrativa, el empresario anunció que demandará a la DGR ante el Superior Tribunal de Justicia de Chubut para que se deje sin efecto la resolución que impuso la multa.
La DGR, sin embargo, siguió adelante e inició un juicio contra Genneia por un total de 10,6 millones de pesos más costas. Tras fracasar una mediación, y seguro de que la Justicia iba a accionar a su contra, Ivanissevich solicitó en febrero pasado la suspensión del procedimiento hasta tanto la Corte Suprema de Justicia de la Nación resuelva el pedido de inhabilidad planteado.
Lo que Ivanissevich desea es sacar la controversia de los tribunales provinciales y llevarla a los federales, cosa que por ahora parece improbable.
Un acreedor surcando los mares del mundo
Lejos del ajetreado mundo de los negocios, Alejandro Ivanissevich se encuentra por estos días disfrutando de un “año sabático” junto a su familia: su esposa “Jo”, su hija de 16 años y su hijo de 14.
En enero, el dueño de Genneia inició una travesía en un cómodo velero, el NDS Darwin, de bandera británica. Serán unas 26 mil millas náuticas a través del mundo, desde la isla de Santa Lucía, en el Caribe, pasando por el Canal de Panamá, la isla Galápagos, la Polinesia, Australia, Indonesia, Sudáfrica, Brasil y de vuelta a Santa Lucía, adonde piensan arribar en abril de 2015.
“La fragilidad de la vida, la esencia y la profundidad de las vivencias, la simpleza y la inmensidad de los océanos son los vectores que nos mueven a esta experiencia de vida”, escribió Ivanissevich en la página web que él mismo abrió para relatar su experiencia náutica (www.ndsdarwin.com.ar).
“Queremos contrarrestar la comodidad y el egoísmo de la sociedad de consumo, la inundación de la tecnología que avasalla nuestra intimidad y la falta de estímulos que anula nuestra potencialidad”, agregó en tono antisistema. “Queremos mostrarles a nuestros hijos que existe una manera simple de vivir, más sustentable, donde puedan sentir la belleza de la vida, sintiendo que pueden alcanzar sus sueños más increíbles. Que aprendan a seguir la brújula de su ser interior. Que aprendan a explorar, soñar y descubrir”, concluye el empresario Ivanissevich en su escrito.
Ayer domingo, los Ivanissevich estaban descubriendo la Polinesia Francesa
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