Mi madre fue una luchadora, recuerdo que tuvimos que pasar grandes inconvenientes, pero jamás nos hizo faltar algo, siempre anduvimos bien vestidos y tuvimos, dentro de sus posibilidades todo, hoy, yo, madre de dos hijos, puedo comprender su esfuerzo, su sacrificio, y como no estar orgullosa de esa gran mujer: mi madre.
De la escuela aún recuerdo esos largos pabellones donde dormíamos, con su olor característico.
La directora Sra. Accomazzo le tenía un gran afecto y confianza, en los veranos ocupábamos una casa de la escuela y mamá quedaba encargada, junto a las personas “de turno” cuidaban el hermoso parque que la rodeaba, pintaban las instalaciones y de vez en cuando comíamos todos unos ricos asados.
Pasó el tiempo y volví a esa escuela, pero ya como docente, nunca olvidaré el primer día que ingresé la cara de mi madre sus ojos brillosos pero de felicidad, su hija era maestra, y si….tenía el orgullo de serlo por tanto sacrificio y por tanta entrega, era la única manera que tuve de retribuir tanto esfuerzo, tanto sacrificio.
Hoy a la distancia y recordando todo esto dejo escapar algunas lágrimas, pero son de agradecimiento, a esa valiente mujer que es MI MAMA HILDA.
Escrito por: CECILIA (VICKY) CARRIZO
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