Causa tristeza e impotencia que nuestras esperanzas se transformen en desazón, esperando que la problemática previsible esté supeditada a mejores propuestas y conveniencia económica, según el criterio del ejecutivo, teniendo como rehenes a quienes además de afrontar una multiplicidad de patologías, afrontan la desesperanza. Yo me pregunto, ¿se intenta estipularle al profesional su retribución? Acaso, ¿Tiene en cuenta el Sr. Intendente lo difícil que resulta a un profesional instalarse en comunidades alejadas como la nuestra?, ¿Conoce la responsabilidad que le compete al Estado en relación a la salud? Su actitud se contrapone con el discurso del gobernador que marca como prioritaria a la salud.
Sin lugar a dudas la puesta en funcionamiento de esta magnificente obra que atiende un importante porcentaje vulnerable de nuestro pueblo, tiene que ver con el rol y sensibilidad del estado, quien debe velar por el establecimiento y la prestación de servicios de apoyo a las personas con discapacidad, incluidos los recursos auxiliares, a fin de ayudarles a aumentar su nivel de autonomía en la vida cotidiana y a ejercer sus derechos teniendo en cuenta que la salud de las personas no tiene precio, máxime cuando desde el estado se deben aplicar medidas económicas para estimular y promover la participación igualitaria en la sociedad de las personas con discapacidad.
Esta actitud ratifica la soberbia de quien debiera tener más sensibilidad ante este frágil sector y la falta de capacidad para gestionar soluciones viables. Con tanto tiempo que ha pasado, deberían definir rápidamente una posición acertada y concreta, que hoy es medianamente atendida por el Hospital Rural, quien con buena voluntad y conocedor de la urgencia de algunos casos, puso a disposición un medio para el traslado esporádico de algunos pacientes al Centro de Kinesiología de la localidad de Sarmiento, distante 130 km. De Río Mayo. La discontinuidad que puede surgir por múltiples factores como el climático por citar uno y las consecuencias que un viaje tan largo produce en los pacientes (en forma particular, mi hija de 7 años se ausenta de la escuela dos veces por semana y el agotamiento le impide desarrollar sus actividades habituales como cualquier otro niño) , nos lleva a preguntarnos si el remedio no es peor que la enfermedad.
Llamo a la reflexión a quienes tienen la decisión política de solucionar lo que esta perjudicando y condicionando a pequeñas criaturas que no cuentan con la estimulación temprana y el proceso terapéutico-educativo que promueve y favorece el desarrollo armónico y una real inclusión, respondiendo a la etapa evolutiva de cada niño, como así también a nuestros adultos y mayores dignificando sus calidad de vida. No es sólo un problema de quienes pueden expresarlo, también es la problemática de los que por diversas razones callan ante una respuesta que no llega a destino, pero que este silencio no debiera interpretarse como un desinterés, sino por un respeto hacia las instituciones.
Los argumentos para abordar la temática y justificar los proyectos en esta materia sobran, ahondar en explicaciones para quienes asumieron la responsabilidad de gobernar conociendo la realidad, sería subestimar. Restringir gastos en esta materia obedece a un capricho, con aristas de falta de entendimiento. Se habla de integración, pregúntense, ¿Qué se conoce? ¿Cuánto se ha hecho para que retener el importe del contrato que destinaba el gobierno provincial para un profesional? ¿Qué resultados se obtuvieron? ¿Cuántas instancias se agotaron? ¿Cuál es la finalidad de la inversión en equipamiento en desuso? En materia de discapacidad, los hechos muestran una cruel realidad, la total desatención, silencio y eternas resoluciones en camino que nunca llegan, con la palabra cómplice de los concejales oficialistas que dan la espalda a los creyeron en sus promesas en esta cuestión y de diversa índole. Este centro que por derecho asistencial nos pertenece, fue blanco de promesas de avances y mejoramientos edilicios y de servicio, de plano nadie imaginaba arribar a la situación actual y se descartaba totalmente semejante hecho de violencia que hoy padecemos directa o indirectamente.
Renovando mis votos de esperanza junto a quienes acompañan esta noble causa de mi pueblo para que nuestros hijos y mayores tengan las puertas abiertas a la salud que dignifique sus vidas y sea un principio básico para defender en las acciones de gobierno.
Luis Gustavo Zalazar
D.N.I Nº 26.517.227
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