viernes, 23 de mayo de 2008

Medio ambiente

Los vecinos saben qué hacer con la basura
En Benito Juárez se encontró la forma de darle un buen destino a los desechos.-


Benito Juárez está a 400 kilómetros de la Capital Federal, sobre la ruta nacional N° 3. No es un pueblo perdido: tiene 23.000 habitantes, se respira un aire muy puro y la naturaleza está al alcance de la mano. Por lo tanto, nadie piensa en la contaminación de las grandes ciudades y se preocupan por el medio ambiente. Aquí, el cuidado de los desechos es una prioridad en los hábitos cotidianos de los vecinos. Hace dos años, a partir del impulso de los últimos intendentes, se construyó la Planta de Tratamiento de Residuos Sólidos Urbanos sobre el antiguo basural. "La idea inicial fue cuidar el medio ambiente y mejorar la situación de aquellos vecinos que revolvían el basural todos los días", cuenta José Torterolo, un vecino de 29 años, licenciado en Diagnóstico y Gestión Ambiental, que encabeza el proyecto. Como primera medida se atendieron las necesidades básicas. "Sacamos a los niños que trabajaban en el basural y se le otorgó a cada familia $ 100 para que los enviasen a la escuela. Luego se construyó la planta y se capacitó a quince personas para separar la basura. De esta forma, una vez terminada la planta, se los contrató como empleados", cuenta José. Walter Carriño trabajaba como cartonero en Mar del Plata y hace tres años que se mudó a Juárez con su esposa y sus dos hijos. "Llegué sin trabajo y empecé cirujeando en el basural, ya que era lo que sabía hacer. Sacaba las botellas de plástico, el vidrio y todas las cosas que podía vender para el sostén de mi familia", recuerda Carriño. Walter formó parte del equipo que se capacitó. "Me enseñaron a separar y acomodar, y lo más importante es que pude conseguir un trabajo. Revolvía la basura bajo la lluvia y el frío. Ahora trabajamos dentro de un galpón, más organizados, y las horas que sean necesarias; todo depende de la cantidad de material que entre en el día", cuenta orgulloso. Desde sus comienzos, el proyecto fue encarado con entusiasmo entre los vecinos. Ramón Moreira es correntino y vive en las afueras de la ciudad hace más de diez años. Recorre 20 kilómetros en su camioneta para traer diariamente los desechos hasta la planta. "Yo juntaba la basura en el fondo de mi casa y luego la quemaba. Ahora prefiero llevarla a la planta; es más prolijo, más limpio y no corro peligros con el fuego", comenta Moreira, convencido de su decisión. Para que se entendiera la iniciativa dentro de la comunidad juarense se hizo, como eje fundamental, una importante campaña de concientización acerca del cuidado del medio ambiente, y se insistió en la clasificación previa de la basura en cada hogar. Para su comunicación se eligieron folletos, el diario local Fenix, las radios FM y radio Tandil. "Con la difusión se logró que el 40 % de la población clasificara la basura. También realizamos charlas en las escuelas y en el jardín de infantes ya que se considera que, en materia de medio ambiente, los más chicos les enseñan a los más grandes", sostiene Torterolo. Entre otros resultados se recolectaron cincuenta bidones de pilas en las escuelas en dos meses. El gran compromiso de la gente resulta clave en el plan de reciclaje, sobre todo en el procesamiento de residuos sólidos domiciliarios. Se le reparte a cada vecino bolsas de tres colores con la idea de juntar en contenedores separados los residuos clasificados. Dentro de la bolsa verde se juntan los materiales reciclables: aluminio, vidrio, trapos, tetra-brik, papel, cartón, metales y plásticos. En la bolsa blanca los compostables: restos de comida, cáscaras, yerba, pastos y huesos. Y en la roja los considerados peligrosos: pañales, jeringas, remedios y algodón. El camión municipal recoleta todos los días las bolsas y las lleva a la planta. Se juntan entre 18 y 25 toneladas de basura de todo el pueblo y es reclasificada en forma manual por los operarios. Por un lado se almacena el papel y el cartón en un galpón. Luego el plástico y la chatarra son depositados en boxes a cielo abierto. Las botellas de vidrio son clasificadas por sus tamaños y las que no se reciclan son rotas para refundirlas en vidrio. Los restos de comida, cáscaras y hojas son llevados a una parte del terreno donde se encuentran las lombrices californianas; éstas reciben un tratamiento especial con aserrín para que mantengan la temperatura y produzcan el humus de lombriz, un mejorador de suelos, muy rico en nutrientes y materia orgánica, que es utilizado en el vivero municipal, parques, plazas y paseos de la ciudad. Los trozos de tela son enfardados y vendidos a fábricas transformándolos en trapos de piso y rejillas. Las pilas, en cambio, son compactadas en bloques de concreto. Todos los materiales que tienen valor de reventa se ofrecen a través de concursos a compradores de todas partes del país. "El año último la planta obtuvo una ganancia de $ 300.000, que ayudó a pagar los 500.000 que tuvimos de gastos", detalla José. Aquello que no tiene valor económico se ubica en una cava cerca de la planta para ser utilizado como relleno sanitario. Luego se cubre con una geomembrana que impide la contaminación de las napas y finalmente es forestada en su superficie. Así fue como todo el predio de la planta fue construido sobre desechos. No hay muchas iniciativas similares cercanas. La planta más antigua está en Laprida, pero actualmente no funciona. La primera de la zona fue en Barker, a 79 kilómetros, la cual es administrada por el mismo equipo de trabajo de Juárez. No muy lejos, en Rauch, tienen una planta donde trabajan con otro tipo de clasificación, que en su momento fue efectiva. Como el tema del medio ambiente -el cuidado y su funcionalidad- dio resultados en Benito Juárez, funcionarios de varias ciudades de la zona se acercaron -por ejemplo, de Tres Arroyos y Lamadrid-, y seguramente tomarán forma las mismas ideas y emprendimientos similares en el corto plazo. Así como los chicos son más conscientes del medio ambiente que los adultos, Benito Juárez es un excelente ejemplo a seguir por las grandes ciudades.
Por Pilar Nazar Anchorena De la Fundación LA NACION

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