En ambos casos, los hilos de la campaña y la imagen del candidato principal, eran manejados con claras intenciones de segundos y terceros, con una cabeza tan obnubilada como irrisoria.
Las primeras decisiones, tan erradas en tiempo y forma, implicaron varias marchas atrás, en especial en lo referente al tema económico, dando como resultado un desembolso mayor al necesario.
El gabinete de gobierno se desmembró en poco tiempo, sin fundamentos claros ni valederos de aquellos que fervorosamente se habían comprometido ante la sociedad, dejando tras de sí sólo preguntas, suspicacias y un sinnúmero de humoradas, como el clásico Chacho con la valija bajo el brazo.
Cuando el pueblo se expresó, lo hizo en una plaza y con cacerolas, en un marco de estado de sitio en el que fuerzas armadas reprimieron al pueblo. Paradójicamente, mientras el intendente Fri ante rumores de una posible manifestación popular, inundó de policías y guardaespaldas el municipio emulando el estado de sitio, a la vez que expresaba en radio que estaba en su despacho para hablar con quien así lo deseare.
Mientras De la Rúa subió al helicóptero presidencial para emprender su huida, Fri se encerró con llave para atornillarse al sillón de argumentos de intrigas palaciegas y de apoyos de fantasmas a los cuales sólo escucha él.
Para De la Rúa, Tinelli y su programa provocaron la desestabilización y la enervación popular que dio fin a su mandato. Fri otroriza en la FM Identidad la desestabilización, sin apreciar que el barco hace agua, no por el deshielo, sino por el peso de su falta de proyectos y promesas incumplidas, transformándose en un timón sin timonel, basando su gestión en lo que se dice en los medios, es decir corriendo detrás de problemas previsibles.
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