viernes, 18 de junio de 2010

“No hay expresión más noble para sentirse realizado que decir: he sido buen padre”.

El compromiso de amor del hombre y la mujer es el fundamento de la paternidad y a la maternidad. Qué difícil es ser padre o madre cuando se ha roto el compromiso de amor y se produce la separación. En nuestras sociedad de consumo lo que no funciona se tira y se reemplaza. Esta filosofía se ha introducido también en las relaciones humanas y estamos produciendo hombres, mujeres y chicos ´chatarras´, son aquellos que han sufrido el descarte afectivo y muestran sus magulladuras”

Se aprende a ser padres…

-En principio existe una gran diferente entre ser progenitor y ser padres. En el caso de la mujer, la maternidad se impone como proceso biológico porque ese milagro ocurre dentro de ella, en su propio cuerpo. Entonces la vinculación madre-hijo es algo absolutamente natural y espontánea porque se da una dependencia y una necesidad evidente. Incluso el mismo organismo encuentra una gran satisfacción en cuidar al hijo. Pero en el caso del varón, la distancia es mayor entre padre-hijo. Por eso ser padre es una decisión y que tiene que ver con la protección, en el sentido de que se debe asumir que es fruto de sus entrañas: el hombre no pone el vientre, pero debe poner el corazón, es decir la entraña. Un hijo entrañable es aquel que no sólo fue llevado en el vientre de la madre, sino que también es llevado en el corazón del padre. Por eso ser padres es una decisión que implica hacerse responsables y esa responsabilidad es mucho más rica que las cosas materiales que se le puedan brindar a los hijos. Siempre les digo a los padres que la mejor herencia que les pueden dejar a los hijos, es que ellos vean que sus padres se quieren y se respetan. Cuando el hijo observa en su hogar que sus padres manifiestamente se quieren, se sienten seguros. Y cuando no observa eso, queda más vulnerable a las amenazas. Cuando hablo de protección, digo dar la contención que humaniza. Y lo aclaro porque a veces podemos creer que alcanza con dar cosas materiales a los hijos, cuando en realidad siempre habrá algo incompleto. Los hijos necesitan cosas básicas: el amor. Por eso hay que aprender a ser padres y la primera escuela es observar a sus propios padres, dado que la familia es la primera escuela. Por otro lado no hay posibilidades de ser padres sino hay diálogo. El diálogo sincero, no el circunstancial, es el que alimenta el amor. Me refiero al diálogo que permite compartir los corazones.

-La paternidad es para toda la vida…

-Sí y esto es así a tal punto que el hijo, en algún momento de su vida, puede convertirse incluso en padre de sus padres. La paternidad marca un modo de ser del hombre. La naturaleza humana alcanza un nivel espectacular en la maternidad como en la paternidad, al participar de la obra creadora de Dios. Uno puede hacer en la vida muchas cosas notables. Pero llevar adelante una familia es lo más notable que una persona puede lograr. Y para ello no se necesitan grandes títulos ni posesiones, sino vocación de paternidad. Para lograr esto es indispensable primero asumir el don de la Vida en uno… sentirse hijo de Dios. Creo que la crisis de la familia es una crisis de fe. Ni siquiera hablo de una fe en Cristo, sino de la crisis de fe que nos hace perder la noción del don de la Vida. No hay conciencia de este Misterio que es cada uno. A veces nos podemos sentir falsamente realizados por tener una casa, un automóvil. Pero en realidad no hay expresión más noble para sentirse realizado que decir: he sido buen padre.

Por Nahuel Maciel EL ARGENTINO

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