jueves, 16 de abril de 2009

Para una gran mujer….

Corría el año 1969 y las puertas de la Esc. 36 de abrían, mamá llevándonos de la mano, llegó a ella buscando un puesto de trabajo y un lugar para nosotros. Gracias a Dios lo consignó, creo que para ella en ese entonces no fue fácil, tenía en sus hombros la responsabilidad de dos hijos que debía criar y una vida por delante que enfrentar.
Recuerdo sus manos lastimadas de tanto lavar platos, pero ella no se rindió, soportó todo tipo de inconvenientes, y así fue ascendiendo, fue lavandera, después mucama, costurera y llegó a ser asistente de los aliños, puesto con el que orgullosa se jubiló.

Mi madre fue una luchadora, recuerdo que tuvimos que pasar grandes inconvenientes, pero jamás nos hizo faltar algo, siempre anduvimos bien vestidos y tuvimos, dentro de sus posibilidades todo, hoy, yo, madre de dos hijos, puedo comprender su esfuerzo, su sacrificio, y como no estar orgullosa de esa gran mujer: mi madre.

De la escuela aún recuerdo esos largos pabellones donde dormíamos, con su olor característico.
La directora Sra. Accomazzo le tenía un gran afecto y confianza, en los veranos ocupábamos una casa de la escuela y mamá quedaba encargada, junto a las personas “de turno” cuidaban el hermoso parque que la rodeaba, pintaban las instalaciones y de vez en cuando comíamos todos unos ricos asados.

Pasó el tiempo y volví a esa escuela, pero ya como docente, nunca olvidaré el primer día que ingresé la cara de mi madre sus ojos brillosos pero de felicidad, su hija era maestra, y si….tenía el orgullo de serlo por tanto sacrificio y por tanta entrega, era la única manera que tuve de retribuir tanto esfuerzo, tanto sacrificio.

Hoy a la distancia y recordando todo esto dejo escapar algunas lágrimas, pero son de agradecimiento, a esa valiente mujer que es MI MAMA HILDA.

Escrito por: CECILIA (VICKY) CARRIZO

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