lunes, 29 de diciembre de 2008

Como nadie dice nada

No es novedad, pero ha pasado un año cargado de promesas de la más diversa autoria.












Un paseo por nuestra localidad – de cabo a rabo- evidencia el grado de abandono y deterioro que el Municipio a llevado a los espacios comunes. Los espacios de todos.














En el sureste se encuentra ubicado el cementerio. Allí descansan en paz nuestros antecesores. La dejadez en el mantenimiento del predio esta a la vista de quienes visitan a sus seres queridos.














La maleza que en varios casos supera a las cruces. El cuidado parece tener varios meses de atraso. Por supuesto que hay razones. El cuidador se jubiló. El puesto quedó vacante.












Mientras que por otro lado un concejal del oficialismo presenta un proyecto de una garita para un cuidador, la tortuga - no es lenta- se escapa por detrás. Su propio Ejecutivo no tiene resuelto la limpieza. ¿Qué puede cuidar una persona? El crecimiento de los pastizales?.

Allá en la campaña de promesas que nadie olvida quedaron el proyecto de construir nichos esbozado por la entonces concejal predilecta, Paola Santos. Nada de esto ha pasado en los hechos. Promesas, tan sólo promesas.


Una falta de respeto total. Recipientes hasta el borde de basura. Nichos abiertos con cajones en exposición. Yuyos en desarrollo y expansión por todo el cementerio.

La tierra fértil, la polinización y el viento han trasladado las semillas de una huerta lindante al cementerio para que con los días de calor emerjan las flores del girasol.

El silencio propio del lugar insonoriza y venda los ojos de las autoridades.

Ni en el lejano oeste estaban tan tapadas las cruces.

No queda más que decir “Quien quiera oír que oiga; quien quiera ver que vea”.

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